sábado, 16 de junio de 2012

Narco y fodonguez


En las campañas políticas mexicanas el tema del narco y la violencia ha estado olímpicamente ausente, aún si el terco tema insiste en hacerse notar inclusive por medios tan creativos como por ejemplo dejando restos humanos en el lugar en donde fue el último debate presidencial . Y el cine, y por lo visto también el teatro, también colaboran en el gran esfuerzo mexicano de negación. Para mí películas como "El Infierno" y "Miss Bala", no hacen más que agarrar al narco no de las orejas sino por los lugares más comunes. El final de Miss Bala es revelador: al final los problemas de la reina de belleza metida a narca se solucionan como por arte de magia, las puertas de la camioneta de policía que la llevan a la cárcel se abren y ella simplemente sale a un día soleado como despertándose de una pesadilla. Sin ninguna explicación. Algo así parece que esperamos que suceda. En algunas partes del país ya ni siquiera se atreven a mencionar a los narcos por su nombre. Como si se tratara de nombres malignos estilo Lord Voldemort.

"El Narco negocia con Dios" es una comedia de enredos, en donde uno de los elementos del triángulo amoroso resulta ser un narco bonachón, que es un pelmazo de narco que no espanta ni a su rival gordinflón intelectual clasemediero. Osea ¿no le podrían quitar por lo menos el acento norteño, digo para no ser taaan cliché? ¿o porqué no ponerle mejor una playera Polo? Por lo menos hay que actualizar el estereotipo digo yo.  La obra mezcla humor, con algunas reflexiones no muy profundas sobre el bien y el mal, osea ya sabemos que la Biblia es una antigüedad, gracias, no es muy inovador recordarlo. Algo que me pareció muy mal es que al final de la obra repartieron un cuestionario entre el público y casi forzaban a contestarlo pues lo recogían uno por uno en el angosto camino a la salida. ¿Osea cuál es el caso de preguntar qué parte de la obra fue la que menos le gusto a uno? Digo, si van a hacer lo que el público diga pues de una vez que se vean chichis. Lo más rescatable de lo obra es la actuación de Juan Carlos Vives como Alberto el intelectual que anda dopado con un cóctel de pastillas para combatir la depresión y quien sabe cuantas cosas más y que cambia como buen neurótico entre los más extremos estados de ánimo. No es que sea mala la obra, pero resulta una comedia más y todo el rollo de la mocha que lee la Biblia, ( la hermana de Alberto ) me suena ya muy gastado y la discusión entre Alberto y el narco sobre lo que está bien y mal ( vender mota y coca sí pero hasta ahí ) no tiene como mucha substancia. Al final se ve que Alberto y su hermana en realidad son capaces de cualquier cosa si las circunstancias los llevan a ello y como además Alberto a leído novelas policiacas pues sabe como arreglárselas. La obra termina con Alberto y su hermana preparando un desayuno y platicando de la familia en una especie de colofón que dice: No os preocupéis que la clase media fodonga siempre triunfará sobre el mal y colorín colorado.

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