domingo, 13 de enero de 2013

El Sueño de Lú o del minimalismo barroco


Hace no mucho uno de los jurados del festival de cine de Morelia, el crítico Mark Cousins, escribió que en este festival había notado un conflicto entre la cultura barroca mexicana y una tendencia minimalista, que llamó "Bressoniana". A "El Sueño de Lú"  la consideró dentro del campo minimalista. Sin embargo el barroco no es sólo abigarramiento visual. El sueño y la vida como sueño son un tema dominante de la época barroca. En este blog hay un poco sobre eso, aunque por supuesto existe mucho más. No por nada Calderón de la Barca terminó el que, aquí dice que es el soliloquio más famoso del drama español diciendo "que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son" y por algo la obra más célebre de Sor Juana, nuestra barroca santa patrona de las letras mexicanas, se llama "Primero sueño".

Así que si no por el estilo visual, El Sueño de Lú por su temática sí tiene mucho de barroco. Inclusive en el momento de mayor desfogue emocional, Lucía la protagonista toma las cosas de su hijo muerto y las rompe y tira pero para luego hacer con ellas una especie de instalación/retablo caótico y barroco. El estilo lento de la película por un lado es lo que más contribuye a darle esa característica minimalista al sueño de Lú, pero también es lo que transmite esa sensación de irrealidad que siente la protagonista para quién el trauma de la pérdida del hijo rompió el devenir natural del tiempo. A través de imágenes estáticas, o semiestáticas y una observación alterada, por pausada, de actos y lugares comunes nos adentramos en el interior traumatizado de la protagonista. El sueño de Lú me recuerda a otra película mexicana, Lake Tahoe, del director "maximinimalista" Fernando Eimbcke, aunque en su caso lo de maxi es por llevar el minimalismo al extremo y no por un trasfondo barroco. Y claro, por el tema del duelo.


Me sorprendió leer que en un principio el director de esta película, Hari (anteriormente conocido como Carlos) Sama pensó que la película debía hacerse fuera de México, pues se trata de una historia muy mexicana: La vida como sueño, la muerte, (otro tema barroco, y mexicano,  por excelencia ) el viaje a la península de Baja California, lugar que en el imaginario mexicano representa una especie de frontera metafísica, "fin del mundo" o inclusive límite del tiempo, para el encuentro con las ballenas; seres a la vez reales y fantásticos, que como era de esperarse se encuentran a la orilla de esa frontera de la realidad. Y por cierto otro personaje, otra madre que perdió un hijo, se va a la Patagonia, otra de las orillas del mundo. Y claro también la música. el epígrafe inicial y hasta el diseño gráfico de los títulos, aunque estos últimos realmente no sé porque, contribuyen a crear una historia muy mexicana; minimalista, pero con ecos barrocos.

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